Cuando los dos lados se hicieron uno, se abrió paso a un periodo de hegemonía. Se globalizó la explotación del hombre por el hombre, se eliminaron las fronteras del mercado y se profundizaron las humanas.
La estructura persiste con algunos retoques progresistas en el envoltorio, intentando mantenernos distraidxs y pasivxs. Pero las injusticias crecen, y de allí nacen las rebeliones y otras formas de disputa al poder.
En medio del desierto florecen grietas, repletas de oxígeno. Grietas que proyectan un mundo distinto. Grietas inquietas, que se muestran inconformes con lo dado, con lo ya dicho. Grietas, como esta, que pretenden ser un disparador a la reflexión y a la discusión tanto introspectiva como colectiva. Grietas que incitan a alzar la voz en medio de tanto silencio. Grietas que no intentan ser parches sino herramientas para la transformación social. Grietas que se sitúan en las barricadas, para hacer de cada espacio un lugar de lucha y resistencia.
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